No
regresó nunca al hogar, ubicado en el kilometro cinco de la Carretera Sánchez,
en San Cristóbal, y hasta hoy, sus hijos mantienen la esperanza de algún día
volver a encontrarla.
Uno de ellos
es Dino Pigen Solano, un recluso que guarda prisión por feminicidio en la
cárcel de Najayo.
Dice que la
partida de su madre siempre le dejó una triste sensación de abandono, pero que
la misma ha ido creciendo fruto de la soledad
que encierra la prisión.
En el hogar
materno, vive todavía Deyanira, la más
pequeña de los hermanos, y quien tenía 15 años cuando su madre se marchó.
Ambos, uno entrevistado en prisión y ella en su hogar, cuentan que su madre
trabajaba en la capital, pero que regresaba semanalmente a la casa.
Dicen que,
luego de discutir con su padre, salió y regresó con un camión a recoger los
trastes del hogar y “hasta el sol de hoy”
Deyanira
dice que aunque no mantiene un contacto muy cercano con los familiares de su
madre, está segura de que ellos nunca han tenido contacto con ella porque,
incluso, murió su mamá y una hermana y ella no apareció.
0 Comentarios