Cristo Rey.-El mercado
de Cristo Rey, construida durante el pasado gobierno, la fecha de apertura del
moderno mercado es un sueño hecho pesadilla según los vendedores y los
consumidores.
Tanto, los vendedores realizan sus labores comerciales en la calle
41, en el tramo que va desde la avenida Nicolás de Ovando a la calle 38, en
condiciones de insalubridad.
Tomates,
zanahorias, pepinos, frutas y toda clase de productos agrícolas son colocados
en pleno asfalto por algunos vendedores, como también la vente de ropa de
pacas, sin más protección que un saco o una funda, muy cerca de las aguas
negras y la basura que corren por los contenes.
Dicho
mercado fue construido por el consorcio Mercasa-Incatema
Consulting bajo la supervisión del Promefrin (Proyecto de Mercados,
Frigoríficos e Invernaderos) del Ministerio de Agricultura, con un monto que
supera los US$15 millones.
El nuevo
establecimiento contará con aire acondicionado central, cuatro cámaras
frigoríficas revestidas en acero inoxidable, que garantizarán la oferta de
productos limpios, empacados en caja, lo que según las autoridades cambiará la
forma de mercadear en Santo Domingo.
“Parece que los puestos que hay no alcanzan
para todos y están tratando de buscar un lugar para reubicar a los otros”,
afirma Marcelino de los Santos, quien tiene 30 años vendiendo en el lugar y
asegura haber sido censado para obtener uno de los 68 puestos disponibles.
“No sabemos nada pues es de cuento en cuento,
yo creo que lo que pasa es que le
quieren dar los puestos a otros pero si es así nos van a conocer, tenemos demasiado
tiempo trabajando aquí para que nos vengan con cuentos, afimó el señor moreno
Duarte vendedor desde hace 28 años”
Al mismo
tiempo los vendedores advirtieron que ningún negociante con 15 y 20 años en el
lugar permitirá ser desplazado por un recién llegado y añede que ahora el
mercado esta leno de haitianos vendiendo de todo y asegura que el flujo de los
nacionales haitianos en su mayoría ilegales son mas que los dominicanos en
dicho mercado, y que ya muchos están
perdiendo la paciencia por las bajas ventas, a su juicio originadas por el
incremento de los puestos.
Una de las
principales razones que motivan a las personas a dejar de frecuentar el lugar,
lo constituye la abundante basura que los rodea, las aguas negras en los
contenes y el hedor originado por la descomposición de algunos comestibles,
escenario que le da un aspecto de vertedero.
Mientras
esto ocurre lo alimentos continúan vendiéndose en las calles, expuestos a
contaminarse y transportándose en huacales y sacos, para perjuicio de la
población.
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