
El THC también entorpece la coordinación y el equilibrio al adherirse a los receptores en el cerebelo y los ganglios basales, que son las partes del cerebro que regulan el equilibrio, la postura, la coordinación y el tiempo de reacción.
Por lo tanto, también se ve afectada la capacidad de
realizar tareas complicadas, de hacer deportes, de aprender y de conducir un
vehículo.
Los
consumidores de dosis altas de marihuana pueden experimentar una psicosis
aguda, que incluye alucinaciones, delirio y una pérdida del sentido de la
identidad personal o autorreconocimiento.
Los
consumidores de dosis altas de marihuana pueden experimentar una psicosis
aguda, que incluye alucinaciones, delirio y una pérdida del sentido de la
identidad personal o autorreconocimiento.
Las reacciones psicóticas a corto plazo a las concentraciones altas de THC son distintas a los trastornos de mayor duración, parecidos a la esquizofrenia, que han sido asociados con el uso del cannabis en las personas susceptibles. (Vea la sección sobre la relación entre el consumo de la marihuana y la enfermedad mental).
Las reacciones psicóticas a corto plazo a las concentraciones altas de THC son distintas a los trastornos de mayor duración, parecidos a la esquizofrenia, que han sido asociados con el uso del cannabis en las personas susceptibles. (Vea la sección sobre la relación entre el consumo de la marihuana y la enfermedad mental).
Nuestra
comprensión de los efectos a largo plazo de la marihuana en el cerebro es
limitada.
Los resultados de las investigaciones sobre cómo el consumo crónico del cannabis afecta la estructura del cerebro, por ejemplo, han sido inconsistentes.
Puede ser que los efectos sean demasiado sutiles para que sean detectados de manera confiable usando las técnicas actuales.
Los resultados de las investigaciones sobre cómo el consumo crónico del cannabis afecta la estructura del cerebro, por ejemplo, han sido inconsistentes.
Puede ser que los efectos sean demasiado sutiles para que sean detectados de manera confiable usando las técnicas actuales.
Un problema
similar se plantea en los estudios sobre los efectos del consumo crónico de la
marihuana sobre la función cerebral. Aunque los estudios de imágenes
(resonancia magnética funcional o fMRI, por sus siglas en inglés) muestran
algunas alteraciones consistentes en los usuarios crónicos, la relación de
estos cambios con el funcionamiento cognitivo es menos clara.
Esta incertidumbre puede deberse a otros factores que causan desconcierto, como el consumo de otras drogas, los síntomas del síndrome de abstinencia en las personas que han sido usuarios crónicos por mucho tiempo y los efectos residuales de las drogas (que en el caso de los consumidores crónicos, se pueden detectar por lo menos durante 24 horas).
Esta incertidumbre puede deberse a otros factores que causan desconcierto, como el consumo de otras drogas, los síntomas del síndrome de abstinencia en las personas que han sido usuarios crónicos por mucho tiempo y los efectos residuales de las drogas (que en el caso de los consumidores crónicos, se pueden detectar por lo menos durante 24 horas).

Un estudio reporta que
en los consumidores establecidos de marihuana a largo plazo, la capacidad para
recordar las palabras de una lista se vio afectada hasta una semana después de
haber dejado de usar la droga, pero volvió a la normalidad después de cuatro
semanas. Sin embargo, otro estudio encontró que los efectos de la marihuana
sobre el cerebro pueden acumularse y con el tiempo pueden deteriorar las
habilidades críticas de la vida.
Estos efectos pueden ser aún peores en los pacientes con otros trastornos mentales o como resultado del proceso normal de envejecimiento.
Estos efectos pueden ser aún peores en los pacientes con otros trastornos mentales o como resultado del proceso normal de envejecimiento.
La
marihuana, la memoria y el hipocampo
El deterioro
producido por la marihuana en la memoria ocurre porque el THC altera la manera
en la que la información es procesada por el hipocampo, el área del cerebro
responsable por la formación de la memoria.
Una imagen
del cerebro de una rata, con las partes del cerebro señaladas La distribución
de los receptores de cannabinoides en el cerebro de una rata. Las imágenes
cerebrales revelan niveles altos (mostrados en naranja y amarillo) de
receptores de cannabinoides en muchas áreas, incluyendo la corteza cerebral, el
hipocampo, el cerebelo y el núcleo accumbens (estriado ventral).
La mayoría
de las pruebas que apoyan esta afirmación provienen de estudios en animales.
Por ejemplo, las ratas expuestas al THC en útero, poco después del nacimiento o
durante la adolescencia, muestran problemas importantes en tareas específicas
de aprendizaje o de memoria más adelante en su vida.
Es más, el deterioro
cognitivo en las ratas adultas está asociado con los cambios estructurales y
funcionales del hipocampo debido a la exposición al THC en la adolescencia.
Cuando las
personas envejecen, pierden neuronas en el hipocampo, lo que disminuye su
capacidad para aprender información nueva.
La exposición crónica al THC puede
acelerar la pérdida de las neuronas del hipocampo normalmente asociada al
envejecimiento.
En un estudio, las ratas expuestas diariamente al THC durante 8
meses (aproximadamente el 30 por ciento de su vida) mostraron un nivel de
pérdida de células nerviosas a los 11 a 12 meses de edad que equivalía a la de
los animales no expuestos del doble de su edad.
Efectos
sobre la salud física en general
A los pocos
minutos de haberse inhalado el humo de la marihuana, el corazón comienza a
latir más rápido, los bronquios se relajan y se ensanchan, y los vasos
sanguíneos en los ojos se dilatan haciendo que los ojos se vean rojos.
El corazón, que normalmente late de 70 a 80 latidos por minuto, puede aumentar su ritmo en unos 20 a 50 latidos por minuto o en algunos casos hasta puede duplicarse. Este efecto puede ser mayor si se consumen otras drogas conjuntamente con la marihuana.
El corazón, que normalmente late de 70 a 80 latidos por minuto, puede aumentar su ritmo en unos 20 a 50 latidos por minuto o en algunos casos hasta puede duplicarse. Este efecto puede ser mayor si se consumen otras drogas conjuntamente con la marihuana.
Hay
evidencia limitada que sugiere que el riesgo de que una persona sufra un ataque
al corazón durante la primera hora después de fumar marihuana es cuatro veces
más que el riesgo normal. Esta observación podría explicarse, en parte, porque
la marihuana eleva el ritmo cardiaco y reduce la capacidad de la sangre de
transportar oxígeno, y en algunos casos también eleva la presión arterial.
Estas posibilidades deben ser examinadas con más atención, particularmente
debido al hecho que los consumidores actuales de marihuana son los adultos de
la generación nacida después de la Segunda Guerra Mundial (“baby boomers”), que
pueden tener otros riesgos cardiovasculares que tal vez aumenten su
susceptibilidad.
Las
consecuencias del abuso de marihuana
Agudas
(presentes durante la intoxicación)
Deterioro de
la memoria a corto plazo
Deterioro de
la atención, el juicio y otras funciones cognitivas
Deterioro de
la coordinación y el equilibrio
Aumento en
el ritmo cardíaco
Episodios
psicóticos.
Persistentes
(duran más que la intoxicación pero no siempre son permanentes)
Deterioro de
la memoria y las habilidades para el aprendizaje
Deterioro en
el sueño.
A largo
plazo (efectos acumulativos del abuso crónico)
Puede llevar
a la adicción
Aumento en
el riesgo de la tos crónica y la bronquitis
Aumento en
el riesgo de la esquizofrenia en personas susceptibles
Puede
aumentar el riesgo de ansiedad, depresión y síndrome amotivacional.
Estos son
síntomas o trastornos que a menudo se informan que ocurren concurrentemente con
el consumo de marihuana. Sin embargo, las investigaciones aún no han
determinado si la marihuana es la causa de estos problemas mentales o si
simplemente está asociada con estos problemas mentales.
El humo de
la marihuana, al igual que el del tabaco, consiste en una mezcla tóxica de
gases y partículas, muchas de las cuales se sabe que son perjudiciales para los
pulmones.
Las personas que fuman marihuana regularmente pueden tener muchos de los mismos problemas respiratorios que los fumadores de tabaco, como tos y producción de flema a diario, una mayor frecuencia de enfermedades agudas del pecho y un mayor riesgo de infecciones pulmonares.
Incluso el consumo poco frecuente de la marihuana puede causar ardor y picazón en la boca y la garganta, a menudo acompañados por una tos fuerte. Un estudio encontró que, en el ambiente laboral, los días de licencia por enfermedad tomados por los fumadores frecuentes de marihuana a menudo se debían a enfermedades respiratorias.6
Las personas que fuman marihuana regularmente pueden tener muchos de los mismos problemas respiratorios que los fumadores de tabaco, como tos y producción de flema a diario, una mayor frecuencia de enfermedades agudas del pecho y un mayor riesgo de infecciones pulmonares.
Incluso el consumo poco frecuente de la marihuana puede causar ardor y picazón en la boca y la garganta, a menudo acompañados por una tos fuerte. Un estudio encontró que, en el ambiente laboral, los días de licencia por enfermedad tomados por los fumadores frecuentes de marihuana a menudo se debían a enfermedades respiratorias.6
Además, la
marihuana tiene el potencial de suscitar el cáncer de los pulmones y otras
partes del aparato respiratorio porque contiene hasta un 70 por ciento más
irritantes y carcinógenos que el humo del tabaco.
También produce niveles altos
de una enzima que convierte ciertos hidrocarburos en su forma carcinógena, lo
que podría acelerar los cambios que finalmente producen las células cancerosas.
Además, los fumadores de marihuana generalmente inhalan más profundamente y sostienen su respiración por más tiempo que los fumadores de tabaco, lo que expone a los pulmones al humo carcinógeno por más tiempo. Sin embargo, mientras que varias investigaciones diferentes sugieren que el consumo de la marihuana puede conducir al cáncer de pulmón, la evidencia que apoya esta tesis no es concluyente.
Además, los fumadores de marihuana generalmente inhalan más profundamente y sostienen su respiración por más tiempo que los fumadores de tabaco, lo que expone a los pulmones al humo carcinógeno por más tiempo. Sin embargo, mientras que varias investigaciones diferentes sugieren que el consumo de la marihuana puede conducir al cáncer de pulmón, la evidencia que apoya esta tesis no es concluyente.
En el humo del cannabis, la corroboración de la presencia de un
ingrediente activo no identificado con propiedades protectoras—y su
caracterización más estricta—podría ayudar a explicar las inconsistencias y los
modestos resultados.
Un número
significativo de investigaciones demuestran los efectos negativos del THC sobre
el funcionamiento de diversas células del sistema inmunológico, tanto en
células in vitro como en animales de laboratorio in vivo.
Sin embargo, hasta la
fecha ningún estudio ha relacionado la supresión del sistema inmunológico que
se sospecha que causa la marihuana, con una mayor incidencia de infecciones o
trastornos inmunológicos en seres humanos.
Un estudio breve de tres semanas
encontró que fumar marihuana se asocia con algunos efectos negativos
estadísticamente significativos en la función inmunológica de los pacientes con
SIDA; otro estudio pequeño de estudiantes universitarios también sugirió la
posibilidad de que la marihuana podría tener efectos adversos sobre el
funcionamiento del sistema inmunológico.
Por lo tanto, la evidencia conjunta de
los estudios en animales, más los datos limitados disponibles en humanos,
apuntan a que se deberían realizar investigaciones adicionales sobre el impacto
de la marihuana en el sistema inmunológico
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