
A continuación un relato de lo ocurrido el 27
de Febrero de 1844
Esa noche
del 27 de febrero de 1844 iban congregándose poco a poco, pequeños grupos de
patriotas que provenían de las distintas zonas de la ciudad.
El comienzo
de la acción separatista fue indicado por un trabucazo disparado por Matías
Ramón Mella en la puerta de la Misericordia, y que fue oído por todos los
habitantes de la ciudad.
Aunque Juan
Pablo Duarte, el padre de la Patria, se hallaba ausente, la noche del martes 27
de febrero de 1844, en la puerta del Conde de la ciudad de Santo Domingo, la
República Dominicana era proclamada por Tomás Bobadilla, Francisco del Rosario
Sánchez, Matías Ramón Mella, Manuel Jiménez, Vicente Celestino Duarte, José
Joaquín Puello, Gabino Puebllo, Eusebio Puello, Eduardo Abreu, Juan Alejandro
Acosta, Remigio del Castillo, Jacinto de la Concha, Tomás de la Concha,
Cayetano Rodríguez, Félix María del Monte y otros patriotas, quienes
expresarían a alas autoridades haitianas su "indestructible resolución de
ser libres e independientes, a costa de nuestras vidas y nuestros intereses,
sin que ninguna amenaza sea capaz de retractar nuestra voluntad".
Ese 27 de febrero de 1844, Francisco del Rosario
Sánchez y Ramón Matías Mella, cuando llegada la noche se dirigían hacia la
Puerta del Conde, en el baluarte de San Genaro, izan la bandera dominicana.
Ondea en la ciudad de Santo Domingo la bandera bordada por Concepción Bona y su
prima María de Jesús Piña, junto con otras damas.
La Bandera había surgido de un proyecto
presentado por Juan Pablo Duarte y aprobado, el 16 de julio de 1838 en La
trinitaria, donde se presentaban los colores y la forma de la enseña que
representaría al nuevo estado, que se denominaría República Dominicana.
La cruz
blanca la cruz es el símbolo de la lucha de los libertadores para legarnos una
patria libre.
Los
patriotas habían planeado que en la noche del 27 de febrero tomar posesión de
todos los fuertes emplazados en la muralla y del puerto. Para llevar a cabo
estas acciones, contaban con la cooperación de varios militares que apoyaban la
causa y que estaban dispuestos a entregar sus posiciones y ayudar a tomar la
Fortaleza.
Ante el
apoyo popular y de diversos grupos que unían sus fuerzas por la libertad, los
haitianos se consideraron incapaces de combatir un alzamiento de tal magnitud,
y el 28 de febrero se obtuvo la capitulación de la guarnición haitiana.
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