Se murió Vargas Llosa, un gran gran escritor al que nadie va llorar.
No todas, pero sà la mayorÃa de sus novelas fueron muy buenas. Y las que no lo fueron no fueron aburridas. Un tipo con un gran gran oficio.
Teorizó sobre el género, repitiéndose a veces, pero en este sentido hizo aportes y fue coherente.
Le dio voz a visiones a lo impúdico que interactuó con el poder peruano.
Mi novela preferida es La fiesta del Chivo.
Pero en mi caso todo empezó con Conversación en La Catedral.
Con La ciudad y los perros dejó claro que iba hasta el hueso.
Su mejor análisis polÃtico en una novela es la primera parte de Tiempos recios.
Como dramaturgo se valió de su merecida fama de novelista.
Ganó un Nobel, merecido.
Perdió con Fujimori y yo en ese momento me alegré.
Luego, cuando apoyo a la hija de Fujimori y a todo lo peor que andaba en la vuelta me di cuenta que no estaba mal en no querer nunca que ganara Vargas.
CreÃa que era de izquierda y después optó por su clase y se reconoció de derecha.
Le dio un piñazo a GarcÃa Márquez y nunca se sabrá bien la historia.
Le dio un piñazo a Octavio Paz y ahà sà estuvo bien.
Sobrevaloró a Flaubert.
Un buen lector de Cervantes, pero como tenÃa ilusión de ser el mejor de la lengua inflaba a Tirant lo Blanch.
Le gustó estar casado con el jet set, pero igual hay que reconocerle bastante discreción.
Nunca habló mal de Vox en serio.
Tuvo argumentos tontos contra el lenguaje inclusivo.
No tenÃa problema de hablar de erotismo en público.
Borges se burló de él.
Blanca le presentó un libro.
La ceremonia venÃa bien hasta que Lessa y Vierci le hicieron una pregunta hablando de ellos mismos.
Casi amigo de Sanguinetti.
En su casa en Madrid usaba mayordomo.
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